Existen dos cuestiones fundamentales a tener en cuenta cuando organizamos un evento: el espacio del que disponemos y la confortabilidad. Muchas veces el espacio con el que contamos nos es suficiente y, en estos casos, antes de acudir a una empresa de alquiler de mobiliario conviene valorar la posibilidad de elegir sillas plegables. Si repasamos los origines de este mueble, podemos decir que la historia de este tipo de sillas es muy larga. De lo que no cabe duda es que fue uno de los mejores inventos de la historia, aunque sus funciones han variado mucho con el paso del tiempo.
La capacidad de recoger y apilar estas sillas resulta muy cómoda, siendo una gran ventaja para determinados eventos. Son muchos los que consideran que la aparición de las sillas plegables tuvo lugar en el Siglo XX, pero lo cierto es que los primeros vestigios de este mueble se sitúan en el Antiguo Egipto. En aquella época los oficiales de ejército al mando en las trifulcas utilizaban taburetes plegables.
De alguna manera se forjó una relación entre el poder y las sillas plegables, que se mantuvo en el tiempo a lo largo de la cultura etrusca, griega y romana, alcanzando incluso la etapa final de la Edad Media. Sus funciones estuvieron siempre relacionadas con el poder, pero lo que sí se modificó con el paso de los años eran los diseños de las mismas.
Desde Constan queremos destacar que, precisamente, fueron estas variables del diseño las que posibilitaron que comenzarán a desarrollarse diferentes tipos de acabados para estos muebles. Actualmente, existe una gran diversidad de modelos, resultando mucho más cómodos los asientos y sus respaldos, facilitando que los invitados a un determinado evento se sientan cómodos sentados durante varias horas.
En la Edad Media se fabricaron muchas sillas con el condicionante de ser plegables con una cruz lateral. Durante el barroco, este tipo de sillas dejó de ser plegable, sin embargo mantuvo su forma de X, convirtiéndose en un símbolo de poder y autoridad.
Ya en el siglo XIX la silla plegable comenzó a popularizarse, siendo ya mucho más parecida a los modelos que conocemos hoy en día. Su uso se popularizó, utilizándose en numerosas situaciones cotidianas y pasando a formar parte del mobiliario convencional.